La noche del 'káiser' Mortadelo

Preysler aprovechó la salida para quitarse la espina del hábito que lució en un 'publirreportaje'.Karl Lagerfeld llegó tarde a la fiesta pese a no tener problemas de estilismo (gasta uniforme).Es un genio, siempre rígido y la cabeza encastrada en un imposible cuello de cemento.

A Isabel Preysler le ha salido un competidor en impuntualidad: Karl Lagerfeld. Haciendo cálculos, el káiser despegó de París cuando servidora entraba en la residencia de Francia, donde ya habían llegado los primeros invitados a la fiesta de los Prix de Marie Claire. Con Isabel supongo que sucedería tres cuartos de lo mismo, pero su llegada al photocall fue celebrada. Nadie le hizo sombra (excepción hecha de su hija Ana, que está en edad de ensombrecer).

Preysler aprovechó la salida para quitarse la espina del hábito que había lucido días atrás en el publirreportaje de Hola (la boda) y se atizó un exclusivo Elie Saab que puso los dientes largos a más de una (servidora, mismamente). Y como una imagen se superpone a otra, el nazareno fashion de Pronovias quedó definitivamente sepultado por los destellos del libanes internacional. Isabel no era la única que brillaba. Ahí estaban Judith Mascó, con estética de burbuja navideña (a lo mejor también iba de publirreportaje), Ágatha Ruiz de la Prada, vestida de hada madrina sin varita, Lourdes Montes, look en paillette total (la novia de Fran Rivera impacta más en vaqueros, pero yo tuve que calzarme las gafas de sol para no ser cegada por el rayo) y la inenarrable Eloisa Bercero, que parecía una figurita de Lladró robada de una vitrina.

El káiser de Chanel llegó tarde pese a no tener problemas de estilismo (gasta uniforme). Entró en la fiesta como entraba el káiser Guillermo en el salón del trono, con paso firme, poseído de dignidad y medallas. Yo no lo puedo remediar: Lagerfeld es un genio, pero me recuerda demasiado a Mortadelo (sin Filemón), siempre con el cuerpo rígido y la cabeza encastrada en un imposible cuello de cemento. Llegó precedido de una entrevista en la que Joana Bonet, directora de Marie-Claire, le arrancó unas cuantas perlas: «me encanta Letizia, es guapa, fantástica, enérgica y encantadora, pero a quien adoro es a la Reina, la persona más educada de la tierra. La Reina no se merece las tonterías que ha cometido el Rey».

Se cumplian 25 años de la historia de los Prix y había que celebrarlo. Según Joana Bonet, cuando le comunicó a Lagerfeld la intención de entregarle el premio al diseñador más influyente en el transcurso de una gala, éste le preguntó, asombrado: «¿una gala? ¿y ustedes, en España, pueden celebrar esas fiestas?», a lo que Bonet respondió, haciendo un inteligente quiebro: «poder, no podemos, pero debemos». Dicho y hecho. Además de Lagerfeld, recibieron premio -entre otros-, Elena Benarroch, la firma Salvatore Ferragamo, Saskiade Brauw, Isabeli Fontana, Andrés Sardá y Olivia Palermo. Saskia es una modelo holandesa que parece la reencarnación de Twiggy: andrógina y flaca, polivalente, maravillosa. Isabeli Fontana es otra modelo (a mi lado, Fernando Rius me corrigió: ¡no es otra modelo, es un mito!). En cuanto a Olivia Palermo, ya saben: se trata de la superpija neoyorkina, la it girl del momento, como dicen ahora. Respecto a Elena Benarroch, nada que añadir. Acudió a la fiesta acompañada de su ex marido: lo que no une un mal matrimonio lo termina uniendo un buen divorcio.

Entre los invitados, muchas mujeres interesantes. Cristina Macaya y Soledad Lorenzo, dos puntales; las modelos Martina Klein (ella vive su amor con Alex Corretja refugiada en Sant Cugat y apenas se asoma a los saraos de Madrid), Verónica Blume, Ariadne Artiles, Laura Ponte, etc; los guapos Luis Medina, Jon Kortajarena, Miguel Marinero, Imanol Arias (que ofició la celebración con el buen humor de siempre); las divertidas Antonia Dell'Atte, Mercedes Milá y Marta Robles. Y los antipáticos Javier Hidalgo, Marina Castaño,Bimba Bosé, Angeles González-Sinde,Fran Rivera y David Delfín.